La importancia de fomentar hábitos saludables desde la infancia es crucial para garantizar un desarrollo físico y mental óptimo en niños y adolescentes. Las recomendaciones presentadas a continuación están destinadas a profesionales de la salud y expertos en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, quienes desempeñan un papel fundamental en la creación de programas efectivos para esta población.

Se sugiere que los niños y adolescentes realicen al menos 60 minutos diarios de actividad física moderada o vigorosa. Esta puede distribuirse en varias sesiones y debe incluir actividades aeróbicas, así como ejercicios para fortalecer músculos y huesos al menos tres veces por semana. Superar los 60 minutos diarios conlleva beneficios adicionales para la salud.

Es esencial evitar el sedentarismo conscientemente. Actividades cotidianas, como caminar, andar en bicicleta o subir escaleras, deben priorizarse sobre el sedentarismo. En el contexto escolar, se insta a fomentar desplazamientos activos y a limitar el tiempo de inactividad total, aprovechando el recreo escolar y promoviendo actividades extraescolares.

El desarrollo de la actividad física debe ser sinónimo de diversión y juego. Se recomienda preferir actividades al aire libre y en grupo, enfocándose en el refuerzo positivo. Desarrollar ejercicios de fortalecimiento muscular de manera lúdica facilita la incorporación de la actividad física como un hábito placentero en la vida cotidiana.

Es imperativo que el entorno físico donde se realice la actividad física sea seguro y libre de peligros. Se deben cumplir normas de seguridad básicas, como el uso de casco y protecciones cuando sea necesario, así como la implementación de medidas reflectantes para prevenir accidentes.

La práctica habitual de actividad física se recomienda en cualquier condición de salud. Esta no solo beneficia a niños sanos, sino que también ha demostrado mejorar el estado de salud global en niños con enfermedades crónicas y discapacidades. Adaptar la actividad física a cada situación o enfermedad es esencial para obtener beneficios significativos.

En la práctica deportiva, se debe asegurar un adecuado aporte de líquidos, especialmente en condiciones intensas y climas cálidos. La hidratación antes, durante y después del ejercicio es crucial para compensar la pérdida de agua y sales minerales, asegurando que la actividad física sea segura, provechosa y fácil de asumir.

Fomentar la actividad física desde temprana edad no solo contribuye a la salud actual de los niños y adolescentes, sino que también sienta las bases para un estilo de vida activo y saludable a lo largo de toda su vida.

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